martes, 4 de septiembre de 2012

Mátalo

La noche estaba fría, chispeaba como si el cielo quisiera llover aun más. La puerta estaba cerrada como suele estarlo, entre, los perros salieron a saludar. Di el portazo a la puerta de la calle y entre. Metí la llave en la puerta de entrada y comenzaba ya a oscurecer de forma repentina, como en invierno por culpa de las nubes cargadas. Deje las llaves encima y de pronto la luz se apago. Sabía que algo andaba mal, por una extraña razón recordé que no le puse llave a la puerta de afuera y presentí lo peor. El corazón me latía fuertemente tenía miedo, pero también sentía la adrenalina elevarse, como si me preparara para correr, instinto. La puerta de entrada estaba entre abierta y una sombra se paseaba por afuera. Inmediatamente supe lo que era,… un ladrón. De pronto sentí correr a los perros, lo mismos que me recibieron tan afectuosamente, y pensé que se encargarían de ahuyentar al ladrón, pero me equivoque, los idiotas solo se acercaron a él y lo aceptaron , creo que el tipo no tenia apariencia de ladrón, incluso llegue a pensar que no era un ladrón y podía ser mi hermano o mi padre de visita en casa, pero no era así, al acércame y mientras los ojos ya se acostumbraban a la oscuridad me di cuenta que no conocía a este tipo. Era un ladrón, quizás un asesino. Bari la puerta con mas estupidez que valentía, y lo enfrente, el tipo saco un cuchillo y me amenazo, dijo que si no hacía nada no me haría nada pero me quede en el marco de la puerta esperando a que se moviera. Creo que también tenía miedo. En eso intente hacer un movimiento para quitarle el cuchillo pero fui muy lento y estúpido, el se alejo como para no hacerme daño, levante las manos y volví a donde estaba. Al instante me rendí y le dije que si quería robar mejor (intentando convencerlo a favor mío) diera la electricidad y encienda la luz, pero no hizo caso. Intente por segunda oportunidad quitarle el cuchillo pero otra vez fue inútil. El hizo el intento de cortarme, a modo de amenaza de que hablaba enserio. En eso me metí rápidamente en la casa y cerré la puerta lo más rápido que pude. El intento abalanzarse pero no alcanzo a agarrarme. Cerré con el seguro y corrí a cerrar la ventana de junto. Lo logre. Marque rápidamente el numero de emergencia y hable con la policía dando aviso de lo que pasaba, deje la línea abierta por seguridad. El tipo no sabía qué hacer, no había otra entrada a la casa. Tomo una roca de las del patio y la lanzo contra la ventana en la que me encontraba mirándolo. El fuerte estruendo me hizo retroceder pero el vidrio era plastificado y no se rompió. Me arme de valor y como el tipo solo tenía un cuchillo pensé que lo mejor era golpearlo con lago. Tome una silla y abrí la puerta, el tipo entro como enajenado y le di en la cabeza tan fuerte que cayó al suelo, Salí y toma la misma roca que había lanzado a la ventana. Como impulsado por una fuerza descomunal le arroje la roca en la cara al momento en que se dio vuelta para averiguar qué pasaba. No supo mas, quedo completamente inconsciente. Pero le seguí dando con la roca en la cabeza, le di tantas veces que su rostro parecía un tomate machucado al sol. La sangre borboteaba por todos lados y su respiración era asfixiante. Pero no le di compasión, solo quería verlo muerto. Lo tome de las piernas y lo azote contra el suelo, lo azote tantas veces que las murallas parecías decoradas con su sangre. No podía parar, no quería verlo vivir nunca más y me asegure que no lo hiciera, la roca resbalosa por su sangre me complicaba ahora el trabajo pero la tomaba y la dejaba caer en su cara. En un momento recordé lo que una vez leí en algún lugar; “si un ladrón entra a tu casa, intenta llevarlo a la habitación más alejada de la salida, y dale lo más fuerte que puedas, ¡mátalo si puedes! Nadie te culpara más que por defensa personal “, eso hice y lo arrastre a la ultima habitación, deje su cuerpo sanguinolento en el suelo y corrí a llamar a la policía. Nuevamente. cuento corto de mi cerebro.

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