jueves, 28 de abril de 2011

Bendita

...la ignorancia, la de aquella sabiduria de todo lo logico de la vida, bendigo ese incomprensible sentimiento de no tener nada, de quererlo todo pero no preocuparce de nada... aahh como disfrutaria la ignorancia, el revolcarme en hojas secas en el pasto de algun parque, ignorancia de no recordar, de imaginar que todo sigue como siempre y que nada es tan importante. Me extraño a ratos, escribir por alguna razon irrefrenable, por un sentimiento sin corazon o algo asi, esa inocencia de no saber lo que pasa por las venas o lo que revuelve el estomago. Bendita tu entre todas las mujeres, tu aquella que un dia sabra de mi ignorancia y comprendera que todo esto es por que no tengo idea de lo que hago sino que siento y luego pienso para pensar en que sentia lo que debia y asi te extrañare como lo hago ahora y me sentire estupido como siempre porque sabre que la ignorancia es una bendicion que pocos disfrutan porque soy lo suficientemente inteligente para darme cuenta que soy un imbecil.
extraño los comentarios austeros de capuleto...

2 comentarios:

Irina dijo...

Porque dices ser un imbecil.
en la vida he conicido alguien como tu, que es capaz de arrancarme una sonrisa en el peor momento de mi vida.
A veces el tiempo pasa factura, y yo tambien extraño no poder disfrutar de tus textos todos los días, pero el ambicioso tiempo que nadie puede controlar no me deja ser libre.
N o creo que seas un ignorante, nunca la he creído y nunca lo creeré maldigo todos y cada uno de los quilometros que nos separan de hablar horas y horas de cualquier, si quieres llámala estupidez de los mismos gustos que compartimos.
Y si, eres suficiente inteligente como para saber que al otro lado del oceano hay una mujer que te siente entre sus venas

valeria dijo...

Cuántas veces desearía volver a mi infancia, andar en bicicleta por los campos verdes sin preocupaciones, sin pensamientos revolotéandome constantemente en la mente, disfrutar del paisaje sin perdernos en racionalismos...disfrutar de la ingenua ignorancia de nuestros años dorados de la infancia...
Pero, mi querido lobo, una vez en que hemos comenzado a pensar, ya no hay retroceso, y creo necesario que así sea, porque pensar implica crecimiento y maduración...aunque en nuestra alma siempre llevemos inscriptas las huellas de la infancia.