martes, 4 de diciembre de 2012

Poncho

Desde la destruccion llego esa futil, austera inspiracion, destruccion de miles de cientos. inocentes vagantes, inconcientes de la realidad fluctuante, tal cual la hierba rodadora no ve mas que la tierra dorada. esa tierra adornada por el manto que ahora te cubre, maldicion de bendiciones, ideas miles de a montones. desde aquella destruccion me arme de historias miles en donde cientos solian morir sin gracia ni remordimientos. con la mirada atento le dije cuanto la esperaba, la vara al viento esperó a ver si lloraba pero no, no fue mas que la ilusión de mirar por dentro de aquella cancion de pianola, la misma que sonaba cuando la deje morir solitaria. ella pidio abrigo y le deje sin mas que una fugaz mirada, de como podia ser lo nuestro. media vuelta y el abrigo ahora le pertenecia, por minutos, horas, meses o dias. tal vez un dia vuelva por ella, por lo que tal vez espera de mis dias de caminatas, de cabalgatas a pie descalzo por el suelo razo empedrado y sin alegria de ser lo que no busco, al fin en su punto, con abrigo de poncho a lo lejos vi como ella esperaba y no era, vagando juntos. mi espalda esperaba el latigo del desden el abrazo del vaivén algo que reconocer de su silueta por los proximos dias, quisas la idea de alejar la cara del sol no era mas que la agonia de no volver a saber de sus palabras, de su mirada escueta, su pequeña gran marca en el paisaje que adornaba tan perfecta. la tierra, ahora mojada de alegria, de pesar, de agua turbia, en favor de su poncho y pianola perfecta. no sera mas que un recuerdo, un trago amargo de dulce anhelo, un abrigo en las noches de deshielo, una doncella en el desierto.

No hay comentarios: